ANTE LAS “JONDURAS” DE GONZALO LECHÓN
Grita el pincel y en su “jipío” sale
el luto de la muerte derrotado.
Canta el color y ya de nada vale
volverse atrás después de haber pintado.
El turbión del Flamenco sobresale
en el yerto sudario inmaculado.
¡Qué al pintor y a su pulso les resbale
la vida que les presta el colorado!
El lienzo se convierte en pentagrama
donde brotan dolientes alaridos
y el tiempo en su pasado se derrama.
Musicales pinturas, estallidos
del trazo jondo, jondo, que reclama
la firma de Gonzalo en sus sonidos.
PEDRO ATIENZA
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